¡El placard de Diego es tan grande como el mío!
Difícil cruzársela en la costa uruguaya, en uno de los tantos eventos que se suceden en Punta y no verla correteando, micrófono en mano, a alguna celebrity. Así pasa la temporada esteña la modelo y conductora Debora Bello (34), instalada en José Ignacio junto a Diego Torres (39), su amor desde hace siete años. Al frente de Verano Fox Sport –con Jésica Cirio–, va, como ella dice, “surfeando la ola y evaluando en el momento”, en cuanto a trabajo se refiere.
Relajada, se da tiempo para bajar a la playa de vez en cuando, disfrutar de asados familiares y sí o sí salir a correr. “Más allá del entrenamiento, correr me hace bien: me duele la cabeza y en lugar de tomar un analgésico, salgo a correr. Por suerte es algo que compartimos con Diego; encontrar un par en esas cosas que para uno son fundamentales es genial”, comparte después de un año “difícil para los dos”, por la ausencia de su suegro, Julio César Caccia, que murió en agosto pasado.
¿Estás conforme con el lugar en el que laboralmente estás plantada? Sí. Más allá de los pequeños problemas o de la gente que ya no está, mi balanza es altamente positiva. Soy una agradecida de la vida. Como siempre digo, si uno no valora lo mucho o poco que tiene, el de arriba te lo saca. De eso empecé a darme cuenta hace poco y por eso no cambio nada por volver a tener 24 años. Hay una paz que realmente llega con la madurez.
Hace dos años le dijiste que no a Marcelo Tinelli para participar en su programa, ¿te arrepentiste de la decisión? ¿Pensás que resignaste ofertas laborales? Seguramente algo perdí, porque participar de un programa con treinta puntos de rating implica una vidriera importante. Pero también soy consciente de que las oportunidades que allí podrían haber surgido, probablemente no me hubieran interesado. Fue una decisión que tiene que ver con ser consecuente con el bajo perfil que mantengo respecto de mi vida privada. Cuanto más popular te volvés, la gente más quiere meterse en tu casa. A mí me gusta preservar mi intimidad. Una vez que abriste las puertas de tu casa es muy difícil poner algún límite.
¿Te referís al show que se monta alrededor del programa? Sí. Me parece que es un formato que está en todo el mundo, pero en Argentina se degeneró demasiado. Lo que debería ser un show de baile se transformó en un reality de peleas y discusiones. Y en esa parte me parece que no encajo e incluso yo no les habría servido. Los bailes pasaron totalmente a un segundo plano y es una lástima. Tener la posibilidad de que el público pueda ver el proceso de aprendizaje de gente que nunca bailó es fabuloso.
Hablemos de amor. Después de siete años juntos ¿seguís eligiendo a Diego por las mismas virtudes? Te podría enumerar varias razones. Somos muy compañeros y eso es lo que a largo plazo te une un montón. También hoy lo vuelvo a elegir porque creo que los dos somos mejores personas juntos, logramos sacar del otro lo mejor que tiene para dar. Además, compartimos una concepción similar de la pareja. Creemos en los seres individuales: él es él, yo soy yo, y estamos juntos. No creemos que ninguno tenga que renunciar a su vida y convertirse en una extensión del otro por amor. Lo mismo nos pasa cuando pensamos en el casamiento. Llegamos a la conclusión de que no tenemos que reafirmar lo que sentimos ante nadie.
Entonces supongo que los hijos tampoco forman parte de la reafirmación o, ¿me equivoco y ya están en los planes? La pregunta es inevitable y entiendo que la gente nos identifique como una pareja linda y quiera vernos convertidos en padres, pero nosotros no queremos quemar ciclos. Obviamente que si seguimos bien, la familia va a venir con el tiempo. Además, ahora se extendió mucho la edad para tener hijos y está bueno porque eso te permite vivir cada etapa con intensidad. Después tenés toda la vida para disfrutar de tus chicos. Y espero que cuando los tenga no sea por presión. Gracias a mis amigas aprendí dos cosas: los hijos no son la solución para una pareja que no está bien y te cambian la vida.
Y sí, dicen que son un cambio rotundo, ¿estás dispuesta a hacer ciertas modificaciones en tu vida? En algún punto sí, pero igual soy una convencida de que los chicos se tienen que adaptar a la vida de los padres y no al revés. Por lo tanto, te puedo asegurar que nuestros hijos van a viajar muchísimo (dice, riendo a carcajadas).
¿Los viajes forman parte del delicado equilibrio de tu relación con Diego? Ayudan. Tres días de separación en los que te extrañás y te reencontrás hacen que la relación no se vuelva rutinaria. Le dan un condimento extra que por ahí una pareja “normal” no tiene. De todas formas, con Diego estamos mucho menos tiempo separados de lo que la gente cree. Nosotros compartimos un montón, tengo la suerte de tener un trabajo que me permite acompañarlo cada vez que él sale de gira.
¡Igual, si quisiera no llevarte no podría porque sos su vestuarista! (se ríe) Sí, hace un tiempo que delegó esa tarea en mí. Igual, a él también le gusta el tema de la moda y quiere verse bien: ¡su placard es tan grande como el mío! Si bien nos regalan un montón, nosotros compramos mucho y disfrutamos de hacer shopping juntos. Si él no puede porque está con mucho trabajo, yo le busco opciones y debo decir que, en general, acierto. Obviamente, no le caigo con un pantalón de leopardo…
Claro, Diego es más bien clásico. ¿Te critica tu ropa? En general le gusta lo que me pongo, pero de vez en cuando me dice: “pará, ¿qué te pusiste?”. A Diego le encantan las mujeres femeninas y con líneas marcadas. No le gusta que me produzca demasiado, me prefiere a cara lavada, con jean y camiseta. A veces uso sus jeans y a él le gusta porque me quedan flojitos.
¿Cómo lográs ser la novia de Diego Torres, un auténtico seductor, sin convertirte en una celosa obsesiva? Los celos tienen que ver con tu personalidad y con lo que te transmite el otro. Si la otra persona no te da motivos para que seas insegura, no tenés por qué desconfiar. Yo no lo hago.
fuente:ar.mujer.yahoo.com